En junio de este año hemos comenzado la andadura de un grupo de personas de la comunidad que deseamos conocer, sentir y comprometernos con las actividades de apoyo a la casa de acogida de Atalaya.
Esta casa atiende las demandas de las personas migrantes, en la que conviven 12 jóvenes marroquíes y argelinos. El ambiente es «sano y animoso». Ahora varios de ellos están aprendiendo soldadura. Algo que les va a facilitar entrar en el mercado laboral.
Entre las responsabilidades con esta casa de acogida tienen que mantener la casa limpia y ordenada.
Hemos tenido dos encuentros-cena, en la casa de Atalaya con la mayoría de los que viven allí. El 30 de junio nos acercamos por primera vez, Ramón, Milagros, Carmen y Cipri. En las cenas nos cuentan que en algunos casos sus llegadas a Burgos han sido una odisea. Están conociendo sueldos miserables sin seguridad social. También necesitan enviar dinero a sus familias.
Este 6 de noviembre participamos Alejandro, Chus y Javier. Son 12 jóvenes con otra cultura. Su lucha es aprender el castellano y tener un trabajo. Mi impresión es que se están haciendo muy bien las cosas, desde el jesuita Luis Casado y nuestro amigo Jaime Burgos.
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