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viernes, 29 de junio de 2018

Comunicado del Departamento de Sociopolitica

 En nombre de Dios y de la dignidad humana,
¡no más violencia contra las mujeres!

25 de junio de 2018


Los compañeros de sociopolítica Luis, Iñaki, Javier, Ramón, Rosa y Martín queremos compartir con todos, el comunicado del Departamento.

A lo largo de los últimos meses, en el Departamento diocesano de formación sociopolítica hemos reflexionado el tema de la violencia contra las mujeres como una de las realidades sangrantes de nuestra sociedad que atenta contra la dignidad y es incompatible con la Buena Noticia del Evangelio. Hemos contrastado nuestra experiencia con la opinión de los distintos actores políticos y sociales que en Burgos inciden sobre esta realidad. Queremos ahora compartir con toda la Iglesia diocesana nuestra visión y posicionamiento. 

Esta violencia contra las mujeres existe, también en Burgos, en sus diversas manifestaciones: física, sexual, psicológica, económica, social, trata… En el seno de nuestra propia Iglesia acogemos a no pocas mujeres maltratadas (que con frecuencia buscan ayuda en acogidas parroquiales, en centros de Cáritas, en programas de congregaciones religiosas). Con tristeza y vergüenza reconocemos que algunos maltratadores también se llaman cristianos: por eso sentimos la responsabilidad de abordar esta situación.

Uniéndonos a las palabras del papa Francisco (Amoris laetitia 54), queremos dejar clara nuestra denuncia de “la vergonzosa violencia que a veces se ejerce sobre las mujeres, el maltrato familiar y distintas formas de esclavitud que no constituyen una muestra de fuerza masculina sino una cobarde degradación”. Con frecuencia no se trata de hechos aislados, sino de una actitud fuertemente arraigada, porque “la historia lleva las huellas de los excesos de las culturas patriarcales, donde la mujer era considerada de segunda clase”. No es admisible ninguna forma de abuso o agresión hacia las mujeres, y para esto no valen excusas: “Hay quienes consideran que muchos problemas actuales han ocurrido a partir de la emancipación de la mujer. Pero este argumento no es válido, es una falsedad, no es verdad. Es una forma de machismo”. Como Iglesia diocesana queremos mostrar además nuestra cercanía, acogida y apoyo a las víctimas de esta violencia.

Nos unimos así con otros colectivos de la sociedad en la denuncia y en la reivindicación de medidas sociales, legales, económicas y educativas para la erradicación de la violencia contra las mujeres. Queremos que las familias y la sociedad en su conjunto sean espacios libres de violencia machista. 
Por nuestra parte, hemos de revisar nuestras prácticas y lenguajes, a veces ancladas en rutinas e inercias, de modo que no sean excluyentes ni discriminatorias. Hemos de favorecer que las comunidades cristianas sean un lugar seguro donde se garantice a las mujeres que sufren violencia y a sus familias un lugar de protección y respeto. Y hemos de aprovechar mejor nuestros ámbitos y recursos educativos para formar adolescentes, jóvenes y personas adultas que, en nombre de Dios y de la dignidad humana, respeten y promuevan la igualdad, complementariedad y sana convivencia entre mujeres y hombres.